En los últimos tiempos, las sandalias para correr han hecho un viaje en el tiempo, de un pasado algo lejano al presente, para aparecer en los pies de corredores; unos corredores que no desechan el tejido técnico ni los avances de los gadgets tecnológicos para correr.
Algunos buscan nuevas (o viejas) experiencias; otros, curiosamente, el abandonar ciclos de lesiones continuas a los que se vieron abocados, curiosamente, con esas zapatillas amortiguadas con cientos de horas de investigación tecnológica detrás y miles de euros en marketing empujando sus ventas.
Están entre el minimalismo y el barefoot, y efectivamente te invitan a cambiar la forma de correr, utilizando la amortiguación del complejo y maravilloso sistema motriz humano. Y sus precios oscilan entre los 20 y los 125 €, según las marcas y el material. Pero su durabilidad, por lo menos la de sus duras suelas de goma, dobla a las de las zapatillas convencionales. No se vencen hacia los lados. En ocasiones con sólo cambiar las cintas o correas, que pueden romperse por los laterales con el roce contra el suelo, quedan perfectamente preparadas para volver a hacer otros 1.000 km.
«Hacer buenos tiempos con sandalias es posible, pero llevará tiempo»
Su historia viene de lejos. Sabemos que los guerreros griegos y persas que se enfrentaron en la batalla de las Termópilas las calzaban. También que las usaron aquellos soldados de las Guerras Púnicas. Y a Homero, al que se le atribuye la autoría de la Odisea, no se le ocurrió calzar a Ulises con unas zapatillas amortiguadas. Y esos hombres, legendarios o reales, tenían la misma morfología que la nuestra y se movían como nosotros. O casi. Porque al correr, con toda probabilidad, no talonaban porque su calzado no tenía amortiguación ni drop. Con ellas Filípides hizo el ‘primer’ maratón…
“La primera vez que vi a un corredor con sandalias fue a Emilio Sáez Soro, autor del libro ‘La aventura de correr descalzo’). Y supe que quería correr así pero por montaña”, comenta Julio Maldonado, propietario de la marca Enix Sandals, la cual fundó hace poco menos de un año después de un trabajo intenso en crear los prototipos adecuados. Ahora, envía pares a todas partes de España, “más a Cataluña y a Madrid, quizás por la densidad de población. También destacaría Córdoba o Euskadi”, dice.
Totalmente artesanales, las sandalias de Maldonado han terminado carreras por toda España, incluso en el extranjero, ya sean por asfalto o montaña. Y gracias a las redes sociales, les sigue la pista. “Es algo muy emocionante conocer por dónde corren esas sandalias que han salido de tus propias manos. Las hay que han bajado de 1h17 en media maratón o que han rondado las 2h50’ en maratón. Pero más que las grandes marcas, las historias que emocionan son humanas, las que te llegan de rutas preciosas, por camino o por montaña, gracias a fotografías. Algunas sandalias se convierten en regalos de cumpleaños”, explica.
«Hazlo tú mismo»
No siempre los corredores con sandalias las compran a las marcas especializadas. En el ciberespacio se puede encontrar no poca información de cómo hacerlas, manuales en texto y vídeo perfectamente explicados, que permiten cierta creatividad a aquellos corredores con la destreza manual necesaria.
También son muchas las historias de corredores que una vez llevaron caras plantillas a medida por problemas de pisada, según la ciencia, y que ahora corren largas distancias, o cortas, sin problemas ni lesiones, las que abundan en la red.
«Las actividades al aire libre, los paseos por el monte y las salidas por el campo, son sus territorios a conquistar»
Una ciencia, por lo menos en sus casos, que sin duda fue mal aplicada. Además, aseguran tener los músculos menos agarrotados y no sufrir microrroturas ni molestias en los cuádriceps después de competir.
“Imagino que detrás de todas esas grandes zapatillas habrá enormes equipos de I+D para desarrollar increíbles avances tecnológicos. Y muchísimo marketing. Para vender un producto hay que vender la necesidad, y por ello es necesario hacernos creer que no estamos preparados para correr y que necesitamos un equipo de ingenieros innovando para que a nuestros frágiles cuerpecitos no les pase nada malo por ‘correr’. Cada uno es responsable de cuestionarse su propio consumo”, manifiesta Jordi Maldonado desde su taller en Valencia.
«‘Corre como un humano’, toda una declaración de intenciones»
En Seattle, hace ya algunos años, ‘Barefoot Ted’ creó las Luna Sandals, quizás la marca de sandalias para correr más conocida del mundo. Y se fundó prácticamente a la vez de la aparición de un artículo en la revista Men’s Health, en el que Christopher McDougall hablaba de la tribu de los raramuri o tarahumara, que emplazados por el Barranco del Cobre en una zona montañosa de difícil acceso en México, corrían largas distancias sin problemas de lesiones o enfermedades coronarias, desde niños hasta ancianos.
Al igual que Micah True Caballo Blanco, protagonista real del libro ‘Nacidos para correr’ el cual terminaría escribiendo y publicando con éxito Christopher McDougall, Barefoot Ted se fue a vivir una temporada con los tarahumara. A su vuelta, empezó a exportar su marca a todas partes del mundo, y cuyo tag line, ‘Run like a human’, lo dice todo: mantén la ergonomía que tienes de nacimiento, ergonomía fruto de millones de años de evolución.
“En España hemos duplicado las ventas en 2014 frente a 2013”, afirman fuentes de Luna Sandal de nuestro país, las cuales sólo se venden por internet o en eventos especializados concretos. Sobre su precio, pues están entre las más caras del mercado, la respuesta es sencilla. “Tienen bastante investigación aunque no lo parezca, y en muchos casos el material que se elige u obtiene es creado en exclusiva para LUNA, lo que lo hace más caro. Si a esto le unes los precios de aranceles/Aduanas, transporte, e impuestos…”. Vendrían a ser los Ferrari de las sandalias.
En Estados Unidos, como en otras partes del mundo, han aparecido más marcas. Otra muy fuerte que navega con destreza en las redes sociales es BedRock Sandals. Como otras, no buscan sólo el nicho de corredores. Las actividades al aire libre, los paseos por el monte y las salidas por el campo, son sus territorios a conquistar.
«Una gran mayoría concibe esto como una filosofía de vida»
En un pequeño pueblo del Pirineo leridano, Vielha, nacen las Hommo Sandals, otra marca de sandalias hechas a mano. Son las del andaluz Miguel Ángel Granados las responsables de llevar a cabo las ideas que emanan de su cabeza, las cuales dejaron de estar contaminadas, desde hace tiempo, por la dictadura de la amortiguación artificial.
“A la gente, por un lado, le pica la curiosidad de probar nuevas sensaciones. Por otro lado sé que hay gente que empieza en esto por haber tenido alguna lesión,como un medio para poder salir de ella y recuperarse,se escriben muchos artículos sobre los beneficios del barefoot y esto influye mucho.Y por último hay decir que existe otra gran mayoría que concibe esto como una filosofía de vida, que para salir a correr no es necesario llevar una equipación de marcas variadas en todo su cuerpo”, divulga Granados para explicar del pequeño gran auge del minimalismo con sandalias.
Para investigación en calzado, la suya. “Es raro el día en el que no me caliento la cabeza para buscar materiales que pudieran mejorar las prestaciones”, cuenta. Porque en alguno de sus modelos ha logrado que las cintas no toquen el suelo, por lo que la imposibilidad de la abrasión alargan aún más su durabilidad.
¿Llegarán algún día las sandalias a la élite de montaña?. “Tengo mi propia teoría sobre las buenas marcas en carreras con sandalias. Pienso que hacer buenos tiempos con sandalias es posible, pero llevará tiempo. Ya hay gente que tiene tiempazos con sandalias o descalzo, pero es una pequeña minoría. Simplemente creo que es un proceso más lento pero posible. Siempre me las imagino en una línea de salida de alguna de las grandes carreras tipo Zegama, Aran Race Festival, MIM, etc”.
Raro es el corredor que prueba a correr con sandalias y vuelve a las zapatillas convencionales. Para ellos es otra cosa. Sentir el que todo encaja, todo fluye. Divertirse más, sentirse libre. La explicación la daba Jordi Maldonado, de Enix, al finalizar su charla. “Mi relación con las sandalias se podría decir que fue un amor a primera vista: algo entre lo estético y lo místico. Cuando por fin me calcé unas, ya supe que no encontraría nada igual!”. Pues eso
Pablo Arqued | @runningconsult 
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